Guía de audioTorre de la Doncella

Kız Kulesi

Estructura vinculada a una leyenda y alguna vez usada como un faro, con un pequeño museo y un restaurante.

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En el corazón de Estambul, frente a las aguas brillantes del Bósforo, se alza la Torre de la Doncella —Kız Kulesi—, una esbelta silueta que emerge sobre un pequeño islote cerca de Üsküdar. La historia de esta torre se remonta a hace más de dos mil años, cuando servía como puesto aduanero estratégico para los barcos que navegaban entre el mar Negro y el Mediterráneo. A lo largo de los siglos, ha sido testigo de la caída y el ascenso de imperios, y ha sobrevivido a invasiones, terremotos e incendios.

Emperadores bizantinos construyeron las primeras versiones con madera y piedra, y tiempo después tendieron gruesas cadenas de hierro sobre el agua para controlar el paso de los navíos. Tras la conquista otomana de la ciudad a mediados del siglo quince, la torre se convirtió en puesto de vigilancia, faro y también refugio de cuarentena durante epidemias. Pese a todos estos cambios, la luz en la cima de Kız Kulesi siempre ha guiado a los marineros en las noches y entre la niebla.

La torre está rodeada de leyendas. La más conocida cuenta la historia de la adorada hija de un sultán, que fue escondida aquí después de que un oráculo predijera que moriría a causa de la mordedura de una serpiente. En su cumpleaños número dieciocho, una serpiente oculta en una canasta de frutas la mordió y la profecía se cumplió, dando a la torre su vínculo eterno con el amor y el destino. Otra leyenda, inspirada en el mito griego de Hero y Leandro, narra el trágico destino de dos enamorados separados por el agua.

La arquitectura de la torre refleja los numerosos cambios a lo largo de su historia: la base de piedra, que data del periodo bizantino, sostiene los pisos superiores añadidos en siglos posteriores. Su diseño muestra influencias griegas, bizantinas y turcas, y cada época ha dejado su huella particular.

Kız Kulesi es hoy no solo un símbolo de Estambul, sino también parte de la vida cotidiana y del arte de la ciudad: su imagen ha aparecido en billetes turcos, pinturas y novelas, y ha servido como escenario tanto para películas de James Bond como para dramas locales. Una reciente y gran restauración le devolvió el esplendor, preservando sus detalles históricos. Para los habitantes de Estambul, la torre es tanto guardiana de la memoria como faro del amor, un lugar donde historia y leyenda se encuentran sobre las aguas.

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