Guía de audioTorre de Gálata
Galata Kulesi
Torre del siglo XIV y antigua prisión restaurada, con vista al Bósforo y un restaurante en el último piso.
En lo alto de una de las colinas más emblemáticas de Estambul se alza la Torre de Gálata, una construcción de piedra cuyos muros curtidos han visto pasar casi siete siglos de historia. Su silueta redonda y robusta, coronada por su característico techo cónico, se distingue fácilmente sobre las animadas calles y los antiguos pasajes de Beyoğlu, muy cerca de las aguas del Bósforo. El ambiente aquí combina lo antiguo y lo vibrante: durante el día, la piedra gris brilla bajo el sol, mientras que por la noche, luces doradas envuelven la torre en un resplandor cálido y acogedor.
La Torre de Gálata fue levantada por los genoveses, un pueblo comerciante de gran poder originario de Italia, a mediados del siglo catorce. En aquellos tiempos, la zona de Gálata era su colonia amurallada y a la torre la llamaban Torre de la Santa Cruz. Gracias a sus gruesos muros de piedra y su diseño románico, sirvió tanto de fortaleza como de torre de vigilancia, resguardando la ciudad y el bullicioso puerto a sus pies.
Con el paso de los años y los cambios de gobierno, la función de la torre también fue transformándose. Cuando los otomanos conquistaron Estambul en el siglo quince, la Torre de Gálata se salvó de la destrucción y pasó a albergar desde prisioneros hasta provisiones. Durante los siglos posteriores, se convirtió en torre de observación contra incendios, fundamental para detectar fuegos que amenazaban las viviendas de madera de la ciudad.
La fama de la Torre de Gálata creció gracias a leyendas como la del vuelo de Hezarfen Ahmed Çelebi en el siglo diecisiete, quien, según cuentan, logró lanzarse con alas artificiales desde la torre y cruzar el Bósforo.
En la época moderna, la torre ha soportado incendios, tormentas e incluso terremotos, pero siempre ha sido restaurada con esmero. La restauración más reciente se completó a inicios de la década de los veinte del nuevo milenio y hoy la torre funciona como museo y espacio de exposiciones, abierta para que los visitantes exploren las múltiples capas del pasado y el presente de Estambul.
El interior revela una historia diferente en cada piso. Escaleras antiguas y muros imponentes conducen a salas dedicadas a la ciudad, a las distintas funciones de la torre a lo largo de los siglos y a los personajes únicos ligados a su historia. Artistas y escritores han retratado y narrado la Torre de Gálata por generaciones, consolidándola como uno de los verdaderos símbolos de Estambul, tanto en la vida cotidiana como en el imaginario de la ciudad.