Guía de audioMezquita de Fatih
Fatih Camii
Enorme mezquita en la cima de un cerro, reconstruida en el s. XVIII, con 2 minaretes y 4 semicúpulas en torno a una cúpula central.
En lo alto de una de las legendarias siete colinas de Estambul se alza la mezquita Fatih Camii, que domina la ciudad con una presencia majestuosa y cargada de historia. Sus muros de piedra clara y elegantes cúpulas relucen bajo el cielo cambiante, mientras sus patios tranquilos resuenan con siglos de devoción y aprendizaje. El aire se impregna con la suave murmuración de las oraciones, entremezclada con los ecos lejanos de la ciudad, fusionando el Estambul antiguo con el moderno.
Esta mezquita monumental no siempre tuvo el aspecto que muestra hoy. Sus orígenes se remontan a finales del siglo quince, cuando en este lugar se erigía una iglesia bizantina, considerada el lugar de descanso de emperadores como Constantino el Grande. Tras la conquista otomana de Constantinopla a mediados del siglo quince, el sultán Mehmed Segundo, conocido como “el Conquistador”, ordenó construir la mezquita original de Fatih sobre aquel suelo sagrado. Aquella decisión marcó un nuevo capítulo: el cristianismo cedía el corazón de la ciudad al islam, abriendo así una nueva era.
La mezquita y su complejo vecino, el külliye, se convirtieron rápidamente en uno de los ejes fundamentales de la vida urbana. Alrededor del templo surgieron escuelas, un hospital, una cocina pública que alimentaba a los más necesitados, una biblioteca, un baño turco y alojamientos para huéspedes. En su apogeo, más de mil estudiantes acudían para estudiar ciencias, derecho y teología, transformando el lugar en un centro tanto espiritual como intelectual.
Sin embargo, Estambul ha sufrido numerosos terremotos a lo largo de su historia, y Fatih Camii no se libró de su poder destructivo. A comienzos del siglo dieciséis, luego en el siglo diecisiete, y finalmente, debido a un derrumbe devastador en el año mil setecientos sesenta y seis, la mezquita tuvo que ser reconstruida varias veces. Cada reconstrucción dejó su huella, fusionando los elementos originales otomanos con nuevos toques barrocos, en un elegante equilibrio entre tradición y cambio. La cúpula central, que fue la mayor de la ciudad en su momento, ahora está rodeada por cuatro semicúpulas y enmarcada por dos minaretes esbeltos, coronados cada uno por dos balcones.
En los patios, donde reina la calma, se hallan tumbas admirables. El sultán Mehmed Segundo descansa aquí en un mausoleo ricamente decorado, lugar al que los nuevos sultanes acudían para rendir homenaje. Otras sepulturas marcan el reposo final de ilustres personajes otomanos, intelectuales y artistas, cuyos nombres e historias permanecen grabados en las piedras silenciosas del jardín.
Sobre Fatih Camii sobrevienen leyendas arquitectónicas. Se cuentan historias sobre Atik Sinan, el primer arquitecto, y las exigencias del sultán. Algunos dicen que el sultán castigó a Sinan por diseñar una cúpula que consideró demasiado baja, aunque otros aseguran que no son más que rumores; aun así, estos relatos solo contribuyen al encanto y misterio de la mezquita.
Hoy, Fatih Camii es mucho más que un vestigio del pasado. Sus patios de mármol bañados de luz, la caligrafía delicada y las cúpulas ornamentadas siguen atrayendo tanto a fieles como a viajeros de todo el mundo. Los vecinos acuden a orar, los estudiantes se reúnen bajo los arcos para compartir comida y risas, y la llamada a la oración se desliza suavemente por la colina hacia las calles de la ciudad. En este monumento vivo, la historia de Estambul se despliega en capas, invitando a cada visitante a descubrir la fuerza inquebrantable de su espíritu.