Guía de audioHafiz Mustafa 1864

Hafız Mustafa 1864 Sirkeci

Confitería de larga trayectoria de dulces y pasteles tradicionales turcos, con café y té.

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Si paseas por las animadas calles de Sirkeci, en Estambul, pronto descubrirás Hafız Mustafa mil ochocientos sesenta y cuatro, una pastelería donde la historia y la tradición se fusionan con el dulce aroma de la repostería recién hecha. Fundada durante el Imperio Otomano, a mediados del siglo diecinueve, Hafız Mustafa comenzó cuando Hadji Ismail Hakki Bey y su hijo preparaban sencillos caramelos de azúcar en una pequeña tienda junto al antiguo acueducto, en lo que hoy es la calle Hamidiye. A medida que sus dulces ganaban fama, más personas acudían, atraídas tanto por los sabores tentadores como por la hospitalidad genuina de los dueños.

A lo largo de las décadas, la fama de la pastelería no hizo más que crecer. La familia amplió su repertorio con baklava, delicias turcas, pudines y pasteles, todos elaborados siguiendo recetas tradicionales y un estándar de calidad que nunca se perdía de vista. Hafız Mustafa traspasó el negocio a su hijo Cemil y, más tarde, a su nieta Sönmez. Aunque el local cambió de propietarios varias veces en más de siglo y medio de existencia, nunca perdió su esencia ni su prestigio como símbolo de la confitería turca. A finales de los años veinte y durante los treinta, Hafız Mustafa alcanzó fama internacional, obteniendo varias medallas de oro en certámenes europeos de repostería.

Hoy en día, bajo la dirección de la familia Ongurlar, la marca se ha expandido tanto en Turquía como en el extranjero. El local de Sirkeci destaca por su elegancia: detalles dorados, mostradores de mármol y vitrinas repletas de brillantes baklavas y delicias turcas que parecen joyas. El personal, sonriente, sirve té o café turco en porcelana personalizada, acompañados de generosas porciones de pastel espolvoreadas con pistachos.

Desde sus ventanales se puede contemplar el incesante ir y venir de la ciudad: los tranvías pasan, la estación de tren bulle de actividad y, a lo lejos, brillan las aguas del Bósforo. El legado de Hafız Mustafa es mucho más que dulces: es parte viva de la historia de Estambul y un punto de encuentro donde personas de todas partes vienen a disfrutar de los mejores sabores de la ciudad, uniendo pasado y presente en cada bocado.

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